domingo, 27 de marzo de 2011

OP: El feo de Griñán.

Tiene que estar desquiciado con el asunto de los ERE. Es la única excusa que puede presentar el presidente de la Junta, José Antonio Griñán, a su inexplicable ausencia en el acto de inauguración del Museo Carmen Thyssen de Málaga. Bueno, esta es la interpretación amable de su plantón. Sí, porque no es razonable que el máximo responsable del Gobierno andaluz no viniera el jueves a Málaga al estreno de la pinacoteca y al día siguiente, o sea, ayer, sí fuera a la ampliación del Museo de Antequera. Que nadie me malinterprete, pues no está mal que acuda a la Ciudad de El Torcal, sino que dé la espalda de una manera tan descarada a la capital de la provincia. Vamos a ver, el consejero Plata intentaba ayer justificar tan injustificada ausencia apuntando que el Thyssen aún no está incluido en la red museística andaluza. Entonces, ¿qué pintaba en el acto el propio consejero y la representante de la Junta en Málaga? La actitud de Griñán es de un sectarismo que, sinceramente, no lo esperaba. Pensaba que tenía otra altura política. Se ha retratado al asistir a Antequera, gobernada por el PSOE y que presenta como candidata a la presidenta de los socialistas andaluces, y no pisar la calle Compañía para no posar con el popular Francisco de la Torre, alma mater del Thyssen.

La nueva pinacoteca es el acontecimiento cultural más importante que se ha celebrado no ya en Málaga, sino en toda Andalucía, en los últimos años. Pero amigo hay un detalle que no se puede obviar. El Carmen Thyssen, pese a que se intentó, no está en Sevilla, sino en territorio enemigo: Málaga. ¿Alguien se imagina que Griñán no hubiera ido a la inauguración de un museo de esta importancia a las orillas del Guadalquivir? ¿Alguien se imaginó que el alcalde de Málaga no iría al estreno del Museo Picasso, una gran pinacoteca que vino a la capital de la mano de la Junta de Andalucía? Esa es la diferencia. Griñán no debe olvidar que ocupa un cargo institucional, no de partido. Por eso, el feo que le ha hecho al alcalde de Málaga no se lo ha hecho sólo a De la Torre, sino a la institución que este representa. A Málaga, a los malagueños. Como se suele decir por aquí, Griñán ha quedado chorreando. Opinión de Javier Recio para Sur.

El Thyssen ya es una realidad.

El museo Carmen Thyssen Málaga fue inaugurado el pasado jueves con una gran repercusión mediática y es que no todos los días se inaugura un museo de estas características. Los malagueños se han volcado con el nuevo equipamiento cultural y así lo han demostrado guardando largas colas de hasta dos horas de espera en sus tres primeros días de apertura de jornadas abiertas.

Un servidor tuvo ocasión de visitarlo el primer día y merece muchísimo la pena. A partir del martes se podrá visitar ya de forma habitual, los precios no son nada caros con descuentos para grupos de edad e incluso gratuidad para desempleados, cosa que se agradece en una ciudad azotada por esta lacra.

230 obras de artistas mayoritariamente del siglo XIX pueden contemplarse en sus 7.147 m2 que comprende el antiguo palacio de Villalón, edificio del s.XVI, y varios edificios anexos de nueva construcción, contando además con una sala para exposiciones temporales, tienda, salón de actos y dependencias admnistrativas. En total 5.185 m2 de zona expositiva dividida en cuatro plantas. La planta baja dedicada al costumbrismo y paisaje romántico, la primera planta a los maestros antiguos, preciosismo y paisaje naturalista, la segunda a fin de siglo y la tercera a las exposiciones temporales.

Un gran espacio cultural que ha sido posible gracias a la baronesa Thyssen y el tesón del alcalde de la ciudad -dicho por la propia baronesa-, que aparte de su importancia como nuevo foco de atracción turística ha supuesto la renovación de una zona muy degradada del centro de la ciudad.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Unicaja se alía con Caja España-Duero

El pasado domingo, los presidentes de Unicaja y Caja España-Duero rubricaban un preacuerdo de integración que, a primera hora de ayer lunes, era comunicado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Ambas entidades están dispuestas a iniciar juntas su andadura como banco, creando el cuarto grupo de cajas por volumen de activos, con 81.000 millones de euros.

Unicaja tiene, por fin, compañera de baile. Y su elegida finalmente no es la que más ha sonado en el mundillo financiero durante los últimos meses -Ibercaja-, sino una entidad con menos de un año de vida, nacida de la fusión de la leonesa Caja España y la salmantina Caja Duero, que está obligada por el Banco de España a aumentar su nivel de capitalización en 463 millones de euros.

Caja España-Duero atesora un volumen de activos algo mayor que el de Unicaja: 46.000 millones frente a 35.000. Una ligera superioridad que se plasma también en otras magnitudes, como oficinas o empleados. Sin embargo, será la caja presidida por Braulio Medel la que dominará el nuevo banco, puesto que suyo será el 63% de su capital, según fuentes consultadas. Caja España-Duero se quedará con el 37% restante.

La idea es que el 'exceso' de solvencia de Unicaja (que tiene un capital principal de 2.450 millones de euros) compense el déficit de Caja España-Duero, al que le faltan 463 millones para llegar al listón marcado por el Banco de España. De esta forma, la entidad a la que transferirán su negocio Unicaja y Caja España-Duero no tendría que buscar otros inversores ni recurrir al Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB).

En reconocimiento a la preponderancia malagueña en el nuevo banco -que aún no tiene nombre- su presidente será Braulio Medel. Su homólogo en Caja España-Duero, Evaristo del Canto, será el consejero delegado. La sede social estará en Málaga, pero habrá tres sedes operativas en la capital costasoleña, Salamanca y Madrid. De esta manera se respetarán los servicios operativos que tienen actualmente ambas cajas.

Desde la entidad malagueña consideran esta alianza «un gran salto», ya que le permitirá duplicar su tamaño y tener una importante presencia en territorios donde su actividad era escasa o nula, como Castilla y León, Madrid o incluso Portugal. Las mismas fuentes destacan la complementariedad de sus redes de oficinas, que elimina el problema de los solapamientos. Precisamente por este motivo, y también por los ajustes de personal que ya vienen realizando ambas entidades (Caja España-Duero ha prejubilado a 846 trabajadores y Unicaja tiene un plan para reducir 500 puestos de trabajo), se prevé que su integración no resulte traumática para el empleo. Sur.

domingo, 20 de marzo de 2011

¿Devolverá la Junta la Cuenca Mediterránea a Málaga?

Os voy a poner un artículo publicado hoy en el diario Sur a cuenta de la sentencia del Tribunal Constitucional sobre las competencias sobre el Guadalquivir. Como bien sabrán, la Junta, tras obtener dichas competencias, elaboró una nueva política del agua que una vez más centralizaba todo en Sevilla. La Cuenca Mediterránea con sede en Málaga desde tiempo inmemorial fue trasladada a Sevilla dejando en la capital mediterránea una simple delegación, un ejemplo más del atroz centralismo juntero, ¿qué pasará ahora que ya no tienen potestad única sobre el Guadalquivir?. Espero que las aguas vuelvan a su curso, nunca mejor dicho, y a Málaga se le devuelva lo que nunca le debió ser arrebatado.

Artículo de Sur.
El 20 de septiembre de 2008 se firmaba la transferencia de las competencias estatales de la cuenca del Guadalquivir que transcurre por territorio andaluz a la Junta de Andalucía, haciéndose efectiva en enero de 2009. 'El Guadalquivir ya es nuestro', rezaba la publicidad del Gobierno andaluz para celebrar una transferencia simbólica, clave en la política del agua que el ejecutivo entonces presidido por Manuel Chaves quería acometer en Andalucía. Una política apoyada en el Pacto Andaluz por el Agua con el objetivo de garantizar el consumo y preservar la calidad ambiental de un bien desigualmente repartido en Andalucía, una comunidad atenazada por la sequía casi siempre, aunque las generosas lluvias de los dos últimos inviernos hayan hecho olvidarlo.

Con el Guadalquivir concluía así el proceso de transferencia de los recursos hídricos de Andalucía, que empezó en enero de 2005 con la Confederación Hidrográfica del Sur, luego llamada Cuenca Mediterránea, y continuó en 2006 con la Atlántica. En apenas cuatro años, el Gobierno autonómico pasó a llevar el control de tres cuencas con 5.425 hectómetros cúbicos de consumo al año. Para hacerse una idea de la importancia del Guadalquivir, esta cuenca aporta sola el 58% del uso humano (3.255 hm3). El 80% del mismo para regar 648.000 hectáreas de cultivos, olivar principalmente. Y es que el 90,2% de la cuenca se extiende por cinco provincias ocupando sus 59.000 kilómetros cuadrados el 59% de la superficie de la región.

Esta importancia hizo que la competencia del Guadalquivir se convirtiera en asunto estatutario y que fuera clave en las políticas de agua de la Junta. Tanto la Agencia del Agua, creada en 2005, como la Ley de Aguas aprobada el pasado verano, tienen en el Guadalquivir su inspiración y sentido, como claramente se dice en la exposición de motivos de la norma donde se hace alusión al artículo 51 del Estatuto.

Por ello, la sentencia del Tribunal Constitucional anulando el citado artículo del Estatuto de Andalucía, que otorga a esta Comunidad las competencias exclusivas de la cuenca del Guadalquivir que transcurre por territorio andaluz, ha dejado en el aire no sólo una transferencia simbólica, sino que también deja huérfana de su pieza clave a la política de la Junta sobre el agua.

La asunción del Guadalquivir fue primordial en la decisión de sustituir la anterior administración con dirección política en cada cuenca por una centralizada en Sevilla, con delegaciones provinciales que asumirán, según la nueva ley, los delegados de Medio Ambiente. Esta estructura queda ahora en entredicho ya que el argumento del Constitucional es que no se fragmente la unidad de cuenca. Incluso la reciente y polémica ley de reestructuración del sector público puede verse afectada, ya que la Agencia del Agua cambiará su régimen jurídico administrativo merced a esta norma. En definitiva, leyes y agencias se pueden ver trastocadas por el auto del alto tribunal. ¿En qué medida?

Fuentes del Gobierno andaluz reconocen no tener claras las consecuencias del auto en la legislación andaluza. Sobre todo porque las actuaciones a tomar para dar cumplimiento a la sentencia van a depender del acuerdo político entre Junta y Gobierno para que Andalucía siga controlando las aguas del Guadalquivir con una fórmula constitucional.

Según fuentes del ejecutivo, los servicios jurídicos de la Junta advierten de que la sentencia anula el artículo 51 del Estatuto, pero no la transferencia en sí fruto del acuerdo político entre Junta y Gobierno en septiembre de 2008. En realidad, esta depende también de otra sentencia, la del Tribunal Supremo, al que acudieron empleados de la antigua Confederación Hidrográfica del Guadalquivir por las mismas razones que Extremadura, por la fragmentación de la cuenca. Con la resolución del Constitucional, lo más probable es que el Supremo delibere en contra de la transferencia.

Pero hasta que la decisión se produzca o se llegue a un acuerdo con Madrid, la Consejería de Medio Ambiente seguirá gestionando la cuenca del Guadalquivir y sus cerca de 800 trabajadores transferidos desde la administración estatal se mantendrán en la autonómica, según explicaron fuentes de la Junta.

El destino laboral de los antiguos empleados de la Confederación es lo que más preocupa a los sindicatos, que este lunes reclamarán a la Junta en mesa sectorial una respuesta clara sobre su situación.

Esta aclaración es importante, ya que la Agencia del Agua, a la que fueron transferidos, se encuentra en proceso de integración con otra empresa pública, Egmasa (Gestión Medio Ambiental), para desembocar en la Agencia Andaluza de Agua y Medio Ambiente, de régimen mixto público y privado. El desconcierto de los antiguos empleados de la Confederación es lógico, repartidos por la Junta e inmersos en concursos de traslado según los acuerdos tras conocerse el cambio jurídico de la Agencia.

La sentencia puede trastocar también una ley pionera en cuestiones como los bancos públicos de agua o el nuevo canon establecido para asegurar la financiación de la depuración de aguas. Este canon, recurrido por ayuntamientos del PP a los tribunales, se debía empezar a cobrar a partir de mayo.

sábado, 19 de marzo de 2011

OP: Guadalquivir con b de boina.

La cuenca del Guadalquivir se extiende por cuatro comunidades; todo un fastidio para los dirigentes políticos andaluces empeñados en que el río perteneciera solo a Andalucía. Así que esa peculiaridad enojosa de la naturaleza fue resuelta mediante una solución maravillosamente simple: quedárselo por votación.

-Oigan, que es que también afecta a Murcia, La Mancha y Extremadura.

-Ya vamos a empezar a joder con la Geografía. Cuando no dais por saco con las matemáticas o el Código Penal, es con los mapas. Vamos a ver si nos entendemos, se-ha-de-ci-di-do-por-ma-yo-ría-sa-gra-da.

-Sí, pero es que...

-Pero nada; o somos demócratas, o no somos. Si este Parlamento dice que 2+2 son 5, pues...

-Sí, ya, ya, nos la hincáis.

Detrás de este episodio chusco del Guadalquivir, que tiene algo de ficción de Borges (unos mandatarios delirantes que deciden apropiarse de un río de cuatro territorios) y algo de chiste de Gila («oiga, es la Cartografía Nacional...mire, nos va a poner el Guadalquivir sólo en Andalucía, sí, lo hemos votado aquí, sí, todos, la izquierda y la derecha...»), hay un cuadro clínico lleno de patologías políticas contra la razón. Del aldeanismo a la arbitrariedad, al episodio no le falta ningún despropósito. Y finalmente el Tribunal Constitucional ha puesto coto a la astracanada; pero si Extremadura no llega a denunciar esta farsa andaluza, o la versión castellanoleonesa del Duero, la política habría consagrado ese disparate como ley de rango superior. Todo un retrato de la política, capaz de reinventar la geografía a la medida de los intereses simbólicos de las autonomías para construir sus mitos identitarios. Un esperpento.

Este enredo inconstitucional orquestado en la corte de Sevilla difícilmente podría haberse producido sin la pólvora del aldeanismo autonómico. La idea de apropiarse de los ríos es una de las fantasías más pueblerinas de los virreyes territoriales; de una catetez ciega, sin duda de tanto calarse la boina regional hasta el entrecejo. Pero además estaban advertidos de vulnerar una directiva europea sobre la unidad de cuenca. Ahora toda la política hidrológica de la Junta de Andalucía ha quedado en evidencia. El centralismo bético albergaba no sólo la idea delirante de apropiarse del Guadalquivir sino además la cuenca sur, absolutamente independiente, sacando de Málaga una Confederación Hidrográfica histórica para concentrar la burocracia en la capital. Y esa es una fechoría ya consumada, salvo que el PP rectifique el error. En definitiva es un capítulo más de la política desconectada de la realidad. Ahí donde la Ley o la Geografía ya no significan nada. Si hay que reinventar el mapa, se reinventa.

Opinión de Teodoro León Gross para Sur.

martes, 1 de marzo de 2011

El PSOE se hunde en las encuestas.

A finales de Diciembre se publicaba el Barómetro de Opinión Pública de Andalucía (BOPA) correspondiente al año 2010 que realiza el Instituto de Estudios Sociales Avanzados (IESA), en dicho informe se preveía que el PP podría rozar la mayoría absoluta en las próximas elecciones pero un servidor tuvo la paciencia de extrapolar los datos por provincias a los escaños del parlamento mediante una aplicación en Excel de la ley D'Hondt y los resultados fueron demoledores para el PSOE.

Pues bien, varios sondeos publicados ayer por distintos periódicos dan el mismo resultado, mayoría absoluta para el PP en Andalucía.

Sondeo de El País.

Sondeo de ABC.

Barómetro de Sur.

OP: El hundimiento del socialismo andaluz.

«Podemos hundirnos, pero nos llevaremos todo un mundo con nosotros» pronuncia Hitler, interpretado desesperadamente por Bruno Ganz en 'El hundimiento', mientras se desmorona la capital del poder. Y después de tres décadas de hegemonía socialista en Andalucía, de convertir la región en territorio propio del mapa político, de funcionar como un legendario granero de voto de la izquierda al modo del 'grain belt', de llegar a ser una seña de identidad del lugar como sólo ocurre con los socialcristianos en Baviera, se está precipitando el final de ese mundo, de toda una época. Si los generales daban informes de la caída a Hitler anunciándoles que se había perdido Zossen al sur, al norte Pankow y al este Lichtenberg o Karlhorst, ahora cada encuesta parece un parte de guerra: «Ha caído Málaga, Almería, Granada, Cádiz y Huelva; el PP avanza en Córdoba y Jaén y amenaza ya Sevilla». Es el momento en que el jefe en aquel laberinto final susurra «der krieg ist verloren»; y en el búnker de San Telmo, el palacio donde la cúpula socialista aún se refugia de la realidad, parece cundir esa sensación desoladora de que la derrota es un hecho. Salvando cualquier otra semejanza, se trata de un hundimiento en toda regla. Aunque todos actúan como si aún pudieran aferrarse al espejismo de la invulnerabilidad, saben que su hegemonía naufraga. El barómetro del 28F, a un año de las elecciones, es terminal.
Las encuestas electorales de Andalucía definitivamente empiezan a parecer un guión de ese género llamado 'disaster', historias made in Hollywood de destrucciones catastróficas. El desmoronamiento andaluz, sondeo a sondeo, sigue esa pauta implacable. Es la caída, en dos años, de la placidez de las mayorías absolutas al abismo de una derrota brutal. Aún resulta casi incomprensible que en una sola legislatura el PSOE se intercambie su octavo triunfo de 2008 con un PP que nunca se había asomado al listón de la victoria. Pero esto es lo que hay; aunque los dirigentes socialistas aún parecen creer que pueden enfrentarse a la catástrofe con retórica, porque en definitiva, como escribió Camus la verdad tarda en aceptarse. Sin embargo, cada barómetro es aún peor en la 'escala richter' de terremotos políticos; y la catástrofe parece irreversible incluso si al final muchos ciudadanos se resisten a votar el cambio, convencidos de que la papeleta es una cuestión de identidad y no la elección de gobernantes para los próximos cuatro años. El paisaje es terminal: un millón de parados, la pérdida de convergencia con Europa según Eurostat, el escándalo moral del sistema de caja B para EREs fraudulentos y el pesimismo al que el espejo de los sondeos le confiere la dimensión catastrófica de un hundimiento.

Opinión de Teodoro León Gross para Sur.