jueves, 28 de febrero de 2013

OP: 28 de febrero.

Andalucía es un mito, en el que los expertos no se ponen de acuerdo de su origen bíblico o griego. Andalucía es la tierra de promisión, la de la eterna promesa hecha ante una reja. Andalucía es el coño de la Bernarda, Alba; y de lo que le sale del mismísimo al señorito de los anillos, al señorito del taco y al señorito de los calzones roíos. Andalucía es una herencia, una deuda histórica, un agravio comparativo, el RAI, el ASNEF, la prima de riesgo, el “compro oro” y un no llego a pagar la hipoteca. Andalucia es el mejor escenario para el desencuentro, para la lucha inútil; en cada esquina hay un museo, un observatorio o un centro para el estudio y el recuerdo de ello. Andalucía es la multiplicación de los panes y los peces a golpe de BOJA; y las siete plagas de Egipto a golpe de BOE.

Andalucía es antonio banderas, un gato andaluz, un equilibrista que sobrevive todos los días como puede. Andalucía es un ecosistema emprendedor de un solo depredador, él mismo. Andalucía es tierra de los nuevos reyes y de sus familias. Andalucía es Murinho los lunes, una cifra el martes, la cifra contraria el miercoles, una ayuda europea por la mañana una cooperación con el Magreb por la tarde el jueves, las tumbas abiertas de los viernes, Urdangarin los sábados y un mitin del domingo. Andalucía es un ordenador para cada niña y para cada niño, los últimos de las estadísticas y futuros parados 2.0. Andalucía es un rotulo verde Pantone 356 delante de una obra sin terminar. Andalucía es el laberinto, Andalucía es el minotauro que nunca sale de su laberinto.

De acuerdo, todo esto es un tópico. Desde Despeñaperros a los Pirineos, toda España es un tópico; lleno de mitos, Bernardas, señoritos, reyes y familias. El elemento diferenciador andaluz solo son panes con aceite, trajes regionales y folclore; no otros. Tanto tiempo, esfuerzo y dinero para estar siempre en el mismo sitio, con la impresión de llevar un traje nuevo muy bonito sobre un cuerpo sucio por la mugre de siglos.

Opinión de José Antonio Moreno Márquez para el diario Sur.

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