miércoles, 10 de febrero de 2010

El Museo Thyssen de Málaga.

A punto de cumplirse tres años desde que se anunciara el proyecto, el Museo Carmen Thyssen-Bornemisza enfila ahora la recta final que le debe llevar a su inauguración a finales de este año. Así, la actuación atraviesa estos días dos momentos cruciales. El primero lo marca el buen ritmo en la construcción de la sede; mientras que el segundo, menos visible, quizá más delicado, viene de las negociaciones entre el Ayuntamiento y la baronesa para cerrar la colección del centro.

En este último apartado, el historiador Tomás Llorens -conservador jefe durante 14 años del Museo Thyssen de Madrid y encargado de elaborar la relación de piezas que se verán en el centro malagueño- adelanta que el listado «está cerrado en términos sustanciales». Es más, Llorens confirma que el catálogo del museo «supera las 200 obras de arte».

El propio alcalde Francisco de la Torre reitera que la relación de obras «ya está concretada», si bien prefiere no desvelar por ahora algunas de las piezas cedidas por la baronesa hasta el año 2025. Sí adelanta De la Torre que la firma del protocolo entre el Ayuntamiento y Carmen Thyssen-Bornemisza está prevista para este mismo mes. Es más, la visita que la baronesa tiene previsto realizar a la ciudad pasado mañana abre la puerta al posible anuncio oficial del catálogo de fondos que compondrá la colección del museo malagueño.

La expectación que genera el proyecto, en general, y el catálogo de obras de arte, en particular, ha llevado a la baronesa a ir anunciando con cuentagotas algunos de los autores que formarán parte de ese listado. En anteriores visitas a la ciudad, la baronesa ha adelantado que el museo que llevará su nombre contará con piezas de Sorolla, Zurbarán, Zuloaga o Regoyos. Y hasta ahí han llegado los detalles.

Sí se sabe que el Museo Carmen Thyssen-Bornemisza organizará su propuesta en ocho apartados temáticos diseñados por Tomás Llorens. El conservador aclara que el recorrido cronológico se centrará en el periodo que va desde principios del siglo XIX hasta los primeros años del XX. Aun así, Llorens apuntala que el centro también contará con «una pequeña sección del siglo XVII» que abrirá el discurso expositivo de la institución.

El Museo Thyssen de Málaga tendrá su sede en el palacio de Villalón. Esa será su puerta de entrada, su escaparate; aunque para contemplar las obras de arte habrá que acceder a ese nuevo espacio rectangular que ahora se perfila entre las calles Mártires y San Telmo.

Gómez Aracil, director de la oficina municipal que supervisa la construcción del museo, explica que la estructura del sótano ya está terminada. Allí se podrán visitar los restos arqueológicos de época romana encontrados durante las excavaciones e integrados en el proyecto museológico. Sobre este espacio se levantarán cuatro niveles más. Así, la planta baja quedará para las exposiciones temporales, mientras que la colección permanente ocupará los tres pisos superiores.

Gómez Aracil calcula que de los 7.146,85 metros cuadrados que ocupará la institución, unos 4.500 metros quedarán para la exhibición de obras de arte. En este sentido, el director de la oficina municipal recuerda que el futuro museo ofrecerá más de seis metros cuadrados de nueva construcción.

De este modo, el Museo Carmen Thyssen-Bornemisza tendrá como eje central el palacio de Villalón. A al espalda y en el anexo del inmueble se articulará la oferta expositiva del centro; mientras que los usos administrativos, los almacenes y la sede de la fundación del museo ocuparán el edificio situado al otro lado de la calle Mártires, pero unido al palacio por una pasarela cubierta a la altura del primer piso.

Por tanto, el Museo Thyssen de Málaga ofrecerá al visitante un paseo histórico y artístico de varios siglos. El trayecto comenzaría con los restos romanos de los siglos III y IV integrados en el subsuelo; seguiría con el rescatado palacio de Villalón, construido a principios del XVI; tendría la siguiente escala en las pinturas murales de finales del XVIII recuperadas en dos inmuebles de la calle Mártires y desembocaría en los cuadros de los siglos XIX y XX que marcan el tránsito de la plástica española hacia la modernidad.

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