lunes, 1 de marzo de 2010

OP: El abandono de ALGRAMA (Almería, Granada y Málaga).

Más vale olvidarse en Málaga de que las cosas vayan a ser diferentes con Griñán. Si alguien aún albergaba alguna ilusión remota, tras las encuestas ya no hay margen. Sin duda el presidente proclamó honestamente, un año atrás, su propósito de dar protagonismo a Málaga, reconciliarse con Andalucía oriental y corregir el paleocentralismo de la comunidad. Ahora esa es una idea arrumbada en el desván del Palacio de San Telmo bajo las encuestas. Y se impone la tesis dominante entre los cabezas de huevo: en el escenario de la crisis, la estrategia del PSOE no puede plantearse nuevos votos sino concentrarse en cortar la sangría y reafirmar el electorado fiel, los socialistas de carnet y de corazón, los estómagos agradecidos entre el medio millón de empleados públicos y las redes clientelares, los votos cautivos del campo, la izquierda sociológica de las comarcas humilladas por la historia, en definitiva reforzar cuanto puedan de esa cifra de 1,8 a 2,2 millones que les han votado regularmente. Y esto significa olvidarse de Andalucía oriental, la zona cansada de ALGRAMA (Almería, Granada y Málaga) cuya fachada mediterránea se ha convertido en la trinchera del PP para el asalto de Andalucía, y concentrarse en las zonas seguras del valle del Guadalquivir. Esto ya ocurrió con Chaves. Sus buenos propósitos de corregir el turbocentralismo de Borbolla acabaron en los comicios a cara de perro de 1996, cuando el aparato ya concluyó que había que concentrarse en sus caladeros del Valle del Guadalquivir, la geografía sentimental de la izquierda.
La batería de datos del 28 F ha provocado otra sacudida de muchos grados en la escala Richter estremeciendo las estructuras paquidérmicas de un partido acostumbrado a disfrutar de 28F confortables sobre el colchón muelle de su hegemonía plácida de décadas. El presidente aún es una incógnita; el Gobierno no existe, ya que a la mayoría de consejeros apenas les conocen sólo en su pueblo -diez ni siquiera alcanzan el veinte por ciento en el índice de conocimiento, así que son como sombras anónimas- y lo que queda es la marca del partido en sus reservas espirituales para frenar el avance del PP que empieza a penetrar en los feudos básicos de la izquierda, con actos simbólicos en Dos Hermanas o ahora Alcalá de los Gazules exhibiendo la determinación enrabietada de los equipos perdedores que de repente olfatean la debilidad del rival. Aunque el PP maneja dudas serias -la nota de su líder es bajísima, la valoración del Gobierno andaluz es incomprensiblemente complaciente y aún hay que computar el voto vergonzante- sí dan por seguro que ALGRAMA se pinta de territorio PP ya abandonado por el PSOE en su estrategia para 2012.

Artículo de opinión de Teodoro León Gross para Sur.

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